Ich

Mi foto
Halloween Town, Spain
No soy tan loca como imaginan ni tan cuerda como quisieran. Soy un sueño destilado, una esencia enfrascada en cristal, el viento que abanican tus pestañas... yo soy... nada.

sábado, 24 de enero de 2009

El rap del estropajo

"Se te va a pasar la vida limpiando el salón".
No lo digo yo, lo dice La Mala.
Frunce el ceño
y no me dice nada.
Es el rap del estropajo.
El arte de esquivar balas.
Pudrirse en la cocina
contándose las canas.
Planchar sus camisas,
oir sus chorradas,
llorar a destiempo
y no reirse nada.
Pero que esté todo limpio,
que el día se acaba,
y hay que entrar en el Guiness
del plumero y las chachas.
Y el delito no es estar
siempre en la suciedad,
es creer, es pensar,
que ese es tu lugar.
Si no eres una bruja,
tira esa escoba ya.
Hay muchas otras cosas
con las que podrás volar.
Es el rap del estropajo.
El arte de esquivar balas.
Sufrir las consecuencias
de una sociedad arcaica.
"Se te va a pasar la vida limpiando el salón".
Te lo digo yo. Lo calla toda España.

viernes, 16 de enero de 2009

El final de la inocencia


En términos de amor y odio, algo que a mi juicio no tiene por qué darse por separado, podría decirse que te estoy detestando ahora mismo. Que te detesto con todas mis ganas por no estar aquí, por despreciarme también, por dejar que esto se haya deteriorado tanto tanto tanto. Sí, te odio. Te echo mucho de menos, y eso me hiere. Además estás en las canciones y en las frases, en sentencias que yo te querría decir, en sones que te querría cantar. Pero de pronto recuerdo que ya no tenemos quince años, y que las cositas a nuestra edad se dicen a la cara. Olvido que las máscaras son el modo de mostrarnos complétamente desnudos, claro. Los cara a cara suelen evitarse. De todas formas es tarde. "Ya nada será igual, es el final de la inocencia".


Y Eva me canta al oído mientras conduzco el coche:


"Iba a hacer

una canción cruel,

escrita en tu honor,

que sacara de mí este veneno.

Pero en un sueño vi

tu alma

destrozada.

Y al despertar lloré

porque una vez

creí ser tu hermana".



Como digo, el amor y el odio no tienen por qué darse separados. Es curioso de hecho, cómo pueden pisarse uno y otro sentimiento, hasta entorpecer los acercamientos y los perdones. Bendito orgullo humano. Lo deshecho, lo desaucio, lo exilio. Sabina me recuerda que te echo de menos. Yo le digo que:


"No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido

deshacer las maletas del olvido?

Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo

mirando por encima de mi hombro lo que escribo".




Ay, amigo Sabina, qué difícil es hacerse mayor...




Love´s the funeral of hearts...