[...] Dice el feng shui que los trastos que se acumulan impiden la libre circulación de la energía, y me parece muy razonable, tanto en lo físico como en lo moral, en lo social, en lo ideológico y en lo electrónico e informático en general.
Nadar desnudo en una playa desierta, sin más recuerdos que aquellos que la mente ha decidido conservar, sin otras fotos que las imágenes que se repiten una y otra vez cuando cerramos los ojos y sentimos, como si fuera ayer, la fuerza de los sentimientos compartidos. Eso debe de ser el colmo del feng shui, el colmo de la sensatez, el colmo de la felicidad tranquila [...].
Nada como un cúter, por Maruja Torres (Perdonen que no me levante. El País Semanal)