
Es grato toparse con cosas escritas hace tiempo, cosas de las que ya no te acuerdas, porque son como pequeños calambres al recuerdo. Hacía tiempo que no me pasaba, y es difícil, porque en el bazar de mi cuarto hay decenas de libretas, cuadernos, hojas y agendas sucias de mis pensamientos inacabados.
Esto es de un 10 de agosto, a las 00:49:
Sin ti...no hay nada. Lo supe pronto.
Cuando no estás, amanecer es rutina, bruma en la ventana,
anuncio de champú.
Cuando no estás, nada está en susitio,
vodka en la mañana, colillas en la cama,
esquimales sin iglú.
No huele a la menta de tus besos en la boca,
ya no es atractiva la imagen en pelotas
de los dos.
Retozando en aquella cama
de sábanas de fraela, regalo de mi abuela,
del piso de alquiler.
Cómo te extraño... ¡joder!
Y eso que no tengo
ni un solo recuerdo:
tiré desde el octavo la sortija y los CD´s.
Por el water se fueron las flores y los "te quieros",
y por el sumidero
los "mañana te llamo".
Me quedó el corazón
hecho cristal de Murano,
un vacío frío y extraño
y la conexión a Internet.
Pero sin ti... no hay nada.
Lo supe pronto.
Y me puse a andar y andar.
Descanso para echar a las palomas unas migas
y tumbarme un rato en mi cómodo cartón.
Cambié ropita de Zara
por harapos de mendiga,
y por cambiar, cambié de sitio el corazón.
A veces me da un euro una señora compasiva,
o un Ducados una diva
de algún grupo cutre de rock.
Y pensar que era reina cuando te tenía...
La Reina de Nada, es lo que soy.