Qué malo es enterarse de ciertas cosas. Bien dice Javier Marías en "Corazón tan blanco" que el peor de los sentidos es el oído, porque las orejas no tienen párpados que puedan cerrarse para evitar que se sepa algo. Una vez que lo has oído ya estás condenado a saberlo, irremediablemente. Malditas lenguas mentirosas...
Y la culpa es toda de mi "corazón tan blanco", que es capaz de pasar por alto los aguijonazos de meses por un poquito de pseudo-falsa empatía. Regalarme los oídos no es ganar mi confianza. No si mientras lo haces escondes un as en la manga... Ojalá a fuerza de escoplo y martillo llegue a endurecer la magdalena que tengo en el pecho, y cuando no pueda cerrar los oídos, al menos sepa a qué atenerme en lo que a palabras sibilinas se refiere.
"Mis manos son de tu color, pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco".
Shakespeare, "McBeth"