Ich

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Halloween Town, Spain
No soy tan loca como imaginan ni tan cuerda como quisieran. Soy un sueño destilado, una esencia enfrascada en cristal, el viento que abanican tus pestañas... yo soy... nada.

sábado, 29 de noviembre de 2008

La mirada del tuerto...


Eso se suele decir cuando se tiene mala suerte, ¿no?: que "te ha mirado un tuerto"-que pobrecitos tuertos, digo yo-. Pues a mí han debido de mirarme unos tres o cuatro a un mismo tiempo, quizá cuando iban a cruzar la calle de camino a la tienda de ojos de cristal. Ya se sabe, primero miras a la izquierda, luego a la derecha... Y ¡pLAS! Date por jodido si interfieres en su campo de visión. Te sale la nubecita gris encima de la cabeza, lloviendo y tronando incansablemente. Y claro, terminas constipándote.


Lo malo de la mala suerte es que puede pasar de ser mala- valga la redundancia- a ser funesta en un santiamén. Vaya, que si la nubecita toca mucho la moral y te compras un paraguas, es posible no solo que se rompa, sino que una de las varillas se te clave en un ojo, pasando a formar parte del gremio tuerto que no solo la sufre, sino que también -al parecer- la contagia. Hablando claro, te puedes convertir en gafe, agorero, cenizo, aguafiestas y demás sinónimos. Esto, señoras y caballeros, es lo que me ha ocurrido a mi esta semana. No he podido tener peor suerte. Bueno, de hecho creo que no la tengo ni buena ni mala, sino que no la tengo.


No solo he sufrido la nubecita y el consiguiente constipado, sino que se me ha estropeado el coche, olvidé en casa la entrada para el concierto de Stravaganzza del viernes, estoy recluída en casa por la nevada, y tengo un puteo que lejos de alejarse, está alejando a los míos por si saltan chispas... Y hay males peores,ya, pero en este momento, no me sirven de consuelo.



Y ya que de ojos va la cosa, os dejo un microrrelato que encontré en mi frustración agorera. Desconozco el nombre del autor, pero es muy interesante:





Perdió el ojo. Y lo peor: jamás volvió a encontrarlo. Fue un jueves por la
tarde. La ciudad estaba revuelta y ella caminaba sin rumbo, arrastrando los pies
y la tristeza. Lo vio pasar. Se cruzaron un segundo. Le echó el ojo.
Nunca
pudo recuperarlo.



sábado, 1 de noviembre de 2008

Todos los Santos...


... años igual.

Hoy me he congelado en el cementerio. Ha sido la primera vez que llegamos a tiempo para la misa. Voy por respeto. Me parece un desfile carvalesco e inútil. Para ser más clara, lo odio. Siempre llueve, siempre hay que soportar un sermón, siempre hay que ver a gente a la que no quieres ver... Para una persona sin fe como yo, no tiene ningún sentido. Prefiero la noche de ayer, por muy americana que sea la tradición de Halloween. Es una forma "alegre" de verlo, creo yo. Y una excusa perfecta para poder ponerme mis colmillos de vampiro sin que me miren como a una esquizofrénica. Hacía un frío de mil demonios, y la nieve terminó por echarnos del Barrio Húmedo. Fue bastante extraño todo. En el baño del "Local" pude ver a dos tíos saliendo del váter y celebrando en voz alta su polvo mientras una ristra de meones esperábamos impacientes para entrar a profanar aquel improvisado y maloliente templo del amor. Estaba mareadísima. Mareada, no borracha. Tenía que conducir a casa, así que como no sé que hacer con las manos las noches que no sujeto una Mahou, me puse a fumar. No lo hago habitualmente, y el propio tabaco me reprochó tal comportamiento- fruto de la inercia- con un maravilloso colocón.

Mientras surcaba con el coche a 60 Km/h el mar de niebla que me separaba de mi cama, tuve mucho tiempo de reflexionar. Me pregunté en qué se diferenciaba lo que hacía esa noche de lo que iba a hacer por la mañana en el cementerio. Me refiero a ese dejarse llevar, a ese hacer las cosas "porque sí" (léase fumar, asistir a misa, o peinar bombillas). Hacer las cosas por decoro, por tradición, por vergüenza, por moda, por... porque sí. Salir, beber, el rollo de siempre; en Todos los Santos llevar flores a una losa gris y comer buñuelos de viento y huesos de santo...

Aun así, ya digo que me he congelado en el cementerio, como todos los años, y he vuelto a escuchar eso de "Eres el vivo retrato de tu abuela", y he vuelto a ver el mismo especial de Halloween de los Simpsons de siempre, y a guardar los colmillos en su caja esperando que llegue la próxima ocasión para ponérmelos... ¿Costumbre? No lo sé...

Love´s the funeral of hearts...